La luz de la sabiduría
La mayoría de los seres humanos actúan como si el propósito de la vida es buscar la felicidad derivada del placer de los sentidos. Cualquier deseo que surja en la mente humana, la tendencia es cumplirlo. Si ese deseo no se cumple, llevará a la frustración interna y la indignacion, y si logramos obtener lo que anhelamos, nuestro ego nunca estará satisfecho y va a querer más y más de eso. Si examinamos la historia humana, la codicia, la guerra y la contaminación del medio ambiente que vemos en todas partes pueden atribuirse a la causa fundamental, el deseo.
En el antiguo texto yóguico lleno de sabiduría, el Bhagavad Gītā, dice que lo que la mente piense (saṅkalpa), uno desarrolla un deseo para esa cosa, y uno se esforzará por cumplirlo. Sea lo que sea lo que uno desea, uno hará esfuerzos para lograrlo, pero uno puede o no puede lograr el objeto deseado. Si lo logramos, solo conducirá a la codicia, y si algo obstruye ese logro, conducirá a coraje.
Así el deseo nunca tendrá fin.
Se necesita un poco de coraje para investigar la mente propia, a fin de averiguar lo que realmente quieras. Pero definitivamente, las acciones de un individuo mostrarán al mundo lo que él o ella anhelan, ya sea riqueza, reconocimiento, fama, sexo o cualquier otra cosa. Asumimos que todas esas cosas en las que encontramos satisfacción, mediante el uso de los sentidos, finalmente calmarán la sed del ego, ahaṁkāra, pero seguramente no lo harán. Y todos lo sabemos por nuestra experiencia personal, porque incluso cuando el deseo se cumple, todavía hay una sensación de insatisfacción. Y este es el dilema de la humanidad desde tiempos inmemoriales.
Cuando una persona se da cuenta de esto, se puede decir que es el comienzo del yoga.
En esta etapa, uno puede tomar la decisión consciente de ingresar al sendero de la Yoga, un sendero de verdadera evolución interior, para realizar la naturaleza pura de uno mismo como la Consciencia Suprema (que es el objetivo final de toda la Yoga). Se llama autoconocimiento.
Es un viaje difícil, al alcance de cada uno, nada imposible.
Las escrituras (Upaniṣads, Bhagavad Gītā, etc.) pueden servir como guía, para no quedar atrapados y perdernos en nuestro viaje hacia la libertad, la paz y la felicidad (que fundamentalmente es lo que todos buscamos). Estas escrituras nos enseñan los métodos yóguicos mediante los cuales podemos purificar nuestras mentes naturalmente extrovertidas, y esto es necesario porque la verdadera naturaleza del Ser solo se revela a sí misma por una mente purificada.
Uno de los Upaniṣads describe esta dinámica como: "La persona que no ha renunciado a todo mal comportamiento, no es pacífica, no puede concentrarse y quien no ha pacificado su mente no está calificada para obtener este conocimiento". (Kaṭhopaniṣad 1.2.24) Al escuchar esto, la mayoría de nosotros entenderemos que el que aspira a la yoga tiene que hacer un esfuerzo para adquirir realmente estas cualidades internas mencionadas antes. Aparte de eso, es posible que uno entienda intelectualmente las enseñanzas, pero no culminará directamente en la propia experiencia (anubhava).
También hay una sección en el Bhagavad Gītā que establece muy claramente las características sāttvika de la mente que lo conducirán a la felicidad, la libertad y el autoconocimiento.
Estos son: humildad, falta de orgullo, no violencia, paciencia, no hipocresía, pureza, persistencia, autocontrol, desapasionamiento, falta de egoísmo, no aferrarse, ausencia de identificación extrema con las posesiones propias, devoción inquebrantable a la verdad, recurrir a un espacio tranquilo, y constantemente involucrado en el tema de la Verdad (BG XIII.7-11).
Estas son las cualidades que traerán pureza de mente a un verdadero yogī, y lo contrario de estas cualidades solo lo llevará a uno a ser un bhogī.
Las palabras yoga y yogī se derivan de la raíz de saṁskṛta yuj, que significa "unirse". Significa que uno debe unir todo su ser a la Verdad interior. La palabra bhogī se deriva de la raíz de saṁskṛta bhuj, que significa "disfrutar". Para un bhogī, la preocupación es principalmente el disfrute de los objetos sensoriales.
En los antiguos Purāṇas (mitología India), las fuerzas de la oscuridad y el mal, a menudo se representan como muy fuertes y desafiantes para las fuerzas de la luz y la bondad.
El camino de la Luz y la Verdad es estrecho. Para alcanzar una mente pura, sāttvika, un yogī no puede hacer muchas de las cosas que hacen los demás, como ser arrogante o orgulloso, presumido, causar daño a los demás, ser egoísta, robar, engañar, solo por nombrar algunos. Se necesita ser consciente de la propia mente y las motivaciones para hacer el esfuerzo necesario. Se siente más libre de hacer lo que uno quiera, pero en una reflexión más profunda, podemos ver que esta libertad no es libertad en absoluto.
Un yogī desarrollará mumukṣutva, un intenso deseo de liberación, y este deseo se volverá tan fuerte que, de hecho, lo que parece al principio imposible se puede lograrse. Solo entonces, un yogī comienza a entrenar su mente de una manera que se vuelve conducente a la Auto-realización. Esto es así porque es solo en una mente sāttvika que viveka, la discriminación de lo que no es el Sí mismo y lo que es el verdadero Ser, puede tener lugar y, en última instancia, culminar en la realización de la propia naturaleza interna. De otra manera, estas enseñanzas sublimes son tan útiles como la luz del día para un búho que solo puede ver durante la noche.
El camino de la Verdad y la Luz, el camino del Yoga, es el camino que nos llevará a la verdadera satisfacción y felicidad, y también contribuirá al mejoramiento y al bienestar de la sociedad.